De tanto en cuanto, se nos ocurren ideas que ponen al equipo a currar inmediatamente para verlas plasmadas… por el simple placer de hacerlo. Es un ejercicio de higiene neuronal y un juego que nos mantiene despiertos. Una de ellas es Aloe.
Un consolador que trasciende su condición de "sex toy" para convertirse en un elemento de decoración capaz de integrarse en el hogar y establecerse como objeto de culto o, incluso, regalo inesperado. Una manera de demostrar a clientes potenciales que siempre existen maneras de salir del anonimato… ¡siempre que la creatividad y las gónadas se encuentren en el sitio adecuado!